Permíteme, amigo César,
acceder a este tu blog y sea yo quien deje una “estampa de tu pueblo”. Esta
vez no tenemos fotografías para añadir, pero intentaré explicarme para que
te hagas una idea. Imagina ¿Recuerdas hace cinco años la fiesta de tus Bodas de Oro Sacerdotales?... pues algo
muy parecido. Esta fiesta-homenaje-despedida, me ha recordado mucho aquella.
Imagina, la iglesia del pueblo llena de gente en torno a tu persona, como
entonces: Familiares, compueblanos (como a ti te gusta decir), varios
compañeros tuyos sacerdotes celebrando, religiosas y el pueblo cantando. En
esta ocasión también acudió el Obispo Carlos, algún compañero tuyo en Paraguay,
párrocos de La Zarza: Alberto, Gregorio, Antonio, Miguel,… y así hasta quince o
más sacerdotes, que casi no cabían en el entorno del altar mayor. En el centro
tú, cubierto con casulla, estola y los Evangelios.
El Sr. Obispo recordó tu
vida pastoral de aquí y de allá en tierras de Paraguay; dijo, que marchar a
tierras americanas hace más de cincuenta años, no era como ahora con los medios
de comunicación actuales. Que tras tu accidentado regreso, tu salud no mejoró
mucho, al contrario, poco a poco fue empeorando hasta el final, que no es tal
porque ya estás disfrutando ante el Gran Pastor, Cristo, que se habrá alegrado
de recibir a uno de sus pastores aquí en la tierra y que por este motivo, todos
debemos alegrarnos y consolarnos.
Mira por donde, César,
también ahora aparece una imagen que adjuntar. Aquí la dejo. Te imagino
diciéndome: -“No sé como te las arreglas
que siempre consigues alguna”- Esta
no la he buscado, ha venido sola:
Este blog tuyo “Estampas de mi pueblo” va a quedar
aquí tal cual, en espera de una nueva entrada, cuando a ti te vaya bien, tengas
ganas y ánimos, como hasta ahora, nos comentes y describas otra estampa de tu
nueva morada, con detalles, muchos detalles, sin olvidar adjuntar alguna
imagen.
Por hoy nada más, César, un
abrazo y hasta siempre.